Hace unas noches mientras platicaba con Sara esperando que llegara el sueño, me sorprendió con la siguiente pregunta: "Papi, ¿vos creés que sos un buen papá?" Reconozco que inicialmente me quedé en silencio pensando en la respuesta. En el fondo yo sé que sí soy un buen papá, pero a veces cuesta auto reconocer cuando hacemos las cosas bien.
Finalmente le respondí que sí, que al menos intento ser un buen papá. Ella me abrazó y me dijo que yo soy el mejor. Obviamente, casi todas las hijas creen que su padre es el mejor, así que mientras ella se quedaba dormida al compás de las canciones de Cri-Cri y de Los Payasitos de la Tele, yo reflexionaba sobre aquellas cosas que son importantes para Sara y que a sus ojos me hacen ser un buen papá.
Al final saqué una lista, un decálogo de acciones que considero me ayudan en el día a día a ejercer una paternidad igualitaria. No es una receta detallada y uniforme, pero al menos es una guía de consejos que quizá pueda servir a otros hombres para reforzar su función de padres en la lógica de acompañar a nuestras hijas para que sean personas seguras, responsables y libres. Hoy comparto las primeras cinco pautas que me han funcionado en mi relación con Sara:
1. Mirarla siempre a los ojos cuando me habla. Cada vez que Sara se dirige a mí yo dejo a un lado el teléfono, la computadora, un libro o abandono cualquier cosa que esté haciendo para prestarle atención. Al hacerlo le envío el mensaje de que lo que me dice es muy importante, sea lo que sea.
De hecho, esto es algo que le he enseñado, siempre le he dicho que debe ver a la gente a los ojos cuando hablamos. Alguna vez me ha tocado disculparme cuando me he despistado y no la he visto a los ojos mientras me habla, obviamente ella me lo reclama con justa razón.
2. Decirle a diario que la amo y que es lo más importante en mi vida. A veces me pregunta si la quiero por encima de todas las personas de mi mundo y yo le digo que sí, que la amo y que es más importante que mi madre, que mis hermanxs, que su madre, que la pareja que tuve o que pueda tener, que mis amigxs. Y no es un discurso vacío, realmente ella está por encima de todos y de todas.
Por Sara estoy dispuesto a lo que sea, a renunciar y aceptar cualquier condición a cambio de verla feliz y libre. Cada vez que le digo que la amo, también le recuerdo que es una persona muy buena, que es inteligente, hermosa, solidaria, lista, valiente y que la admiro muchísimo.
3. Ver películas juntxs y tener una conversación sobre ellas. Todos los días estoy pendiente de las películas que pueden gustarle. Estoy atento a sus palabras para conocer sus gustos aunque no me los comente directamente. A veces la sorprendo con alguna película que le he bajado y me pregunta cómo supe que le podía gustar. Acaba de pasar con la película Zombie (un musical), se sorprendió cuando le dije que se la bajé, supe que le gustaba cuando una vez me dijo que quería verla cuando estuviera disponible y al parecer ya no la recordaba.
Escucharla y observarla me brinda mucha información para conocerla mejor. Ya no recuerdo cuándo fue la última vez que fui al cine a ver una película de personas adultas y de mi gusto personal, pero disfruto muchísimo yendo con ella y sus amigas a ver las películas que le gustan. Por otro lado, aunque ya no tenemos nuestros sábados de tarde de cine porque tiene otros intereses y relaciones, siempre encontramos un espacio para ver una película. Las dos últimas que vimos fueron Johnny English y Johnny English recargado (también la escuché una vez comentarle a su madre que quería verlas), comedias cuyo protagonista es el mismo actor que Mr. Bean, el cual nos fascina.
4. Escuchar su música y compartirle la mía. Una de las cosas que me gustan de Sara es que está abierta a explorar los diferentes gustos y ritmos musicales. Así como escucha a Bruno Mars, Malú, Shawn Mendes o Karol Sevilla (Soy Luna), le gustan algunas canciones de Ricardo Arjona ("Casa de locos"), de Rubén Blades ("Ligia Elena"), de Willie Colón ("El gran varón"), de Calle 13 ("Vamo' a portarnos mal") de Ismael Rivera ("Tengo un chivo"), de Omar Alfanno ("Paquito el rareza"), de Luis Enrique ("Lo que pasó, pasó") o de lxs cantantes de Operación Triunfo en España. Esto último gracias a que su madre la ha enganchado a ver el programa en Televisión Española.
Por otro lado, este intercambio de gustos musicales nos ha permitido discutir sobre aquellas canciones cuyas letras son machistas. En este sentido, ella tiene muy claro que algunas letras son misóginas como las que canta Maluma.
5. Dormirla. Acostarme con ella, platicar sobre cualquier tema antes de dormir, escuchar sus canciones de siempre (Cri-Cri y Los Payasitos de la Tele) y abrazarnos mientras duerme es el acto más hermoso del mundo. Yo realmente animo a todos los padres a que disfruten ese momento, es único, es mágico, es algo que nuestras hijas jamás olvidarán y que valorarán por siempre. Para mí es un momento esencial para conocerla mejor, para saber de sus cosas, de su día a día, de sus temores y de sus sueños. La infancia es una época fugaz, hay que aprovecharla al máximo, como una naranja que hay que exprimir totalmente para disfrutar su jugo.
Es posible que en un abrir y cerrar de ojos nuestras hijas ya no sean unas niñas y no quieran más nuestras canciones, pláticas y lecturas antes de dormir. Por eso es que yo disfruto intensamente cada vez que Sara se tiene que ir a la cama y motivo a que como padres aprovechemos todas las ocasiones en que se presente la oportunidad para vivir este momento fascinante.
Continuará...