martes, 27 de junio de 2017

"Primero padre, luego hombre"


Platicando con alguien a quien aprecio (Yari), me compartió una frase que su padre, Edgardo, siempre usa cuando se trata de prioridades, la cual me llamó poderosamente la atención: "Primero padre, luego hombre".

Creo que esa breve frase encierra perfectamente la forma en que yo decidí vivir mi paternidad y reconozco que en ocasiones la he llevado a tal extremo que ha significado renuncias, pérdidas y soledades.

En estos últimos años he sido siempre primero padre y luego todo lo demás, y por eso quizá no he sido suficientemente bueno como pareja ni como amigo ni siquiera como padrino (seguramente Marito, Guido y Zulma estarán de acuerdo conmigo).

De hecho, me he dado cuenta que desde hace mucho tiempo nadie me invita a bautizos, bodas, graduaciones y fiestas, y los únicos cumpleaños a los que voy son aquellos en los cuales Sara es la invitada y mi papel se limita a ser su acompañante-chofer.

Recuerdo que hace un par de años se me presentó una oportunidad laboral con una oferta económica irrechazable. La única cuestión es que era en Tegucigalpa y tenía que pasar prácticamente todo el tiempo allá por la importancia del cargo.

Debido a las implicaciones políticas, profesionales y de seguridad, consulté con varias personas. Algunas me dijeron que aceptara y otras que no. Sin embargo, la decisión final de no aceptar se debió a Sara.

Una noche mientras la dormía, le expliqué que me habían ofrecido un trabajo y que aunque eso significaba que yo tenía que irme a otra ciudad, tendríamos más dinero para comprar cosas, incluso para que ella fuera a España en navidades, no solo en verano.

Su respuesta fue contundente y convincente. Se me acercó, me abrazó muy fuerte y me dijo: "Papi, el dinero no importa, pues lo importante es que estemos juntxs". Confieso que lloré con su comentario y en cuanto se durmió, escribí el mensaje respectivo para decir que no aceptaba el cargo.

Un tiempo después recibí la oferta laboral que cualquier investigador sueña: una plaza de profesor-investigador en una universidad mexicana con un potente proyecto en materia de derechos humanos. Evidentemente, ello implicaba mudarme a México y posiblemente separarme de Sara o separarla de su mamá por un tiempo.

Debo agradecer al director de la facultad por su paciencia al esperar mi respuesta y sobre todo por su comprensión cuando le dije que no podía aceptar la plaza porque Sara es mi prioridad. No puedo negar que me dolió "perder" esa irrepetible oportunidad, pero no me arrepiento ni un segundo.

La frase de Edgardo "Primero padre, luego hombre" se ha convertido en mi eslogan y ha sido mi proyecto de vida, y aunque hay quien me dice que me quedaré solo porque Sara algún día se irá, mientras ella esté pequeña y la tenga cerca, la voy a disfrutar a tope, implique lo que implique.

Cuando Sara me pregunta qué tan importante es ella para mí, siempre le respondo que es el centro de mi vida, que su bienestar está por encima de cualquier cosa y que estoy dispuesto a renunciar a todo y a todxs por ella. Hasta el momento estoy absolutamente convencido que quiero seguir siendo "primero padre, luego hombre".

domingo, 18 de junio de 2017

Antes novixs y amigxs, ahora hermanxs y amigxs


Hace unos años Sara tuvo que enfrentar una de las situaciones más difíciles de su corta vida: la separación de su papi y su mami. Si para nosotrxs era duro siendo personas adultas, evidentemente nos preocupaba muchísimo saber cuánto le afectaría a nuestra pequeña niña.

Aunque en una ruptura la responsabilidad es compartida y es un proceso doloroso, nuestras particulares circunstancias nos permitieron afrontar con madurez y cariño el hecho de que era mejor separarse y reformular nuestra relación convirtiéndola en amistad.

Por eso, cuando tomamos la decisión definitiva, acordamos hablar lxs dos con ella, manejar un mismo discurso e intentar hacerle sentir que las cosas no cambiarían drásticamente, pues continuaríamos siendo una familia, diferente pero siempre familia.

Sabíamos que teníamos cierta ventaja porque pese a los errores y al duelo que representa una separación, la nuestra fue cariñosa, con mucha comunicación, tratando de no hacernos daño y cuidándonos mutuamente, como lo plantea Coral Herrera Gómez en su artículo "Rupturas amorosas, separaciones cariñosas"*.

Ni antes ni después Sara presenció gritos o insultos, mucho menos violencia física, simplemente porque jamás existieron. Además, le habíamos mostrado a través de cuentos y películas que una separación no implica dejar de quererse y de cuidarse. Nosotras tres somos el mejor ejemplo de ello porque años después seguimos cuidándonos, queriéndonos y apoyándonos como familia.

También le habíamos enseñado que existen muchos tipos de familia: familias tradicionales (un papá, una mamá e hijxs), familias lesbomaternales (dos mamás e hijxs), familias homoparentales (dos papás e hijxs), familias de madres o padres solxs, familias sin hijxs, familias con hijxs adoptadxs, entre otras.

Pese a toda esa preparación, las preguntas cruciales seguían siendo, ¿cómo explicarle a una niña tan pequeña que su papi y su mami han decidido separarse y que ya no van a vivir juntxs?, ¿cómo mostrarle que "las separaciones cariñosas no son una utopía" y que "otras formas de separarse son posibles"?

Al hablar con ella le dejamos muy claro que continuaría siendo nuestra hija y nosotrxs su papi y su mami, que la seguiríamos queriendo, cuidando y apoyando muchísimo, y de forma incondicional, que continuaríamos siendo una familia y que mamá y yo ahora nos queríamos de otra manera.

No necesitamos decir mucho más para que ella reflexionara un momento y prácticamente nos interrumpiera para decirnos, literalmente, "o sea que ustedes antes eran novixs y amigxs, y ahora son hermanxs y amigxs". Sin duda alguna, la claridad de su razonamiento fue contundente. ¡Cuánto quisiera que todo el mundo lo entendiera como​ mi hija!

A partir de ahí iniciamos un proceso de adaptación a la nueva realidad que implicó decidir que en un primer momento ella se quedara "formalmente" conmigo para no sacarla de su ambiente en el hogar inicial y avanzamos​ en hacerle sentir que la nueva casa de mamá, una vez acondicionada, también era la suya. 

Desde un principio intentamos que, en el día a día, Sara viva con normalidad la experiencia de tener dos casas en las que pasa su niñez por igual, sin que sienta que una es más "su casa" que la otra.

Con el tiempo asumió como ventaja el hecho de tener dos casas, dos carros, dos espacios y la ampliación de la red de personas que podían quererla (las nuevas parejas de papá y mamá). Se portó de maravilla y se sintió feliz cuando le conté que había comenzado una nueva relación y la conoció y trató, y asumió con la misma madurez la ruptura pese a la pena que le provocó y que vio en mí a pesar de mis intentos de disimularlo. 

También debo señalar que se ha querido "aprovechar" de esa ventaja para decir que ahora tiene derecho a recibir dos regalos de cumpleaños, de navidad, de año nuevo y de reyes, uno de papá y uno de mamá, y no uno solo como sucedía antes cuando éramos pareja. En broma y en serio nos lo dijo para ver si colaba. Reconozco que conmigo lo logró 😊.

No puedo negar que hubo momentos en que nos cuestionó a su madre y a mí nuestra decisión de separarnos, y nos planteó que quería que estuviéramos juntas las tres nuevamente. Siempre la dejamos hablar, llorar, desahogarse y luego volvíamos con nuestros argumentos hasta que lo comprendía.

Una de las cuestiones fundamentales en este proceso fue intentar mantener regularmente nuestro espacio familiar, lo que implica salir con ella al cine, de viaje o a comer. Esto permite que Sara sienta que su familia sigue intacta pero de una forma diferente. Lamentablemente en nuestras sociedades esta situación se ve con recelo porque se sale de los moldes patriarcales que proscribe que una pareja separada pueda tratarse con cariño y ternura.

Con el paso de los años Sara se ha adaptado a vernos a las tres desde otra perspectiva familiar y entiende que el hecho de no vivir bajo el mismo techo o que su mami y papi ya no sean "novixs y amigxs", sino "hermanxs y amigxs", no afecta el amor y cuidado que nos tenemos como familia, en donde ella es el núcleo fundamental.

Hace un par de meses fui por ella a la escuela y su maestra me pidió unos minutos para decirme que estaba orgullosa de Sara porque es una niña madura, solidaria y maravillosa, ya que había confortado a una de sus compañeritas que estaba pasando por un mal momento.

Me contó que esa niña estaba muy triste debido a la separación de su papá y su mamá. Sara lo supo y por iniciativa propia se le acercó para decirle que su tristeza era normal, que todo iba a estar bien, que lo importante es que su papi y su mami siempre la van a querer, y que la mirara a ella que había pasado por lo mismo y era feliz.

Lloré cuando la maestra me lo contó y lloro cada vez que lo recuerdo porque me siento orgulloso, emocionado y satisfecho de saber que pese a los errores cometidos, no nos estamos equivocando en la forma en que estamos guiando a Sara en el camino y búsqueda de su propia identidad y humanidad.
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* Recomiendo ampliamente el artículo "Rupturas amorosas, separaciones cariñosas" de Coral Herrera Gómez. Accesible en http://haikita.blogspot.com/2014/10/rupturas-amorosas-separaciones-carinosas.html

lunes, 12 de junio de 2017

Una breve entrevista a mi hija


Las noches que mi hija se queda a dormir conmigo, nuestra rutina en cama comienza con una plática, a veces siguen juegos y cosquillas, otras incluye una lectura conjunta de algún libro y siempre termina con las canciones de los payasitos de la tele y Cri-Cri.

Hoy la plática giró en torno a algunas experiencias que ha tenido en su escuela por el hecho de ser niña. 

Me contó, por ejemplo, que cuando en su clase de Español ella leyó la carta que le escribí, un compañerito y una compañerita le dijeron "que las niñas no son tan fuertes como cree tu papá".

También me contó que cuando algún compañerito, en medio de un juego, le da un toque un poco fuerte en la espalda o en el brazo, otro compañerito le recrimina a él que "a las niñas no se les pega", pero ella entiende que a nadie, sea niño o niña, se le debe pegar.

Me contó que en ciertos juegos los niños les dicen a las niñas que no pueden jugar "porque nos vamos a golpear y vamos a quedar llorando", como si fueran frágiles.

También me contó que la semana pasada que hubo un torneo de fútbol en la escuela, los niños siempre creyeron que ellos ganarían en su categoría pero no las niñas. Al final resultó que el equipo de niñas en el que Sara juega quedó campeón y el de niños en tercer lugar. 

Afortunadamente la maestra del grado es muy buena para lograr un sentimiento de unidad y hacerles sentir que todxs son campeonxs con el triunfo de lxs otrxs.

Ante todo eso se me ocurrió consultarle si podía hacerle unas preguntas, como en una entrevista, para publicarlo en el blog. Le dejé claro que si a ella no le parecía, no lo publicaría pero me autorizó a hacerlo. Así que comparto las respuestas sencillas (sin editar) que me dio en medio de su cansancio antes de dormir.

¿Sos feliz siendo niña?
Sí, me gusta romper las reglas machistas.

Si volvieras a nacer, ¿te gustaría ser niño o niña?
Niña, porque me gusta y soy feliz así.

¿Estás consciente que en este mundo a las niñas y mujeres se les considera menos que los hombres?
Se nos considera pero no lo somos, que se considere así no significa que sea verdad. Por ejemplo, se nos cree débiles pero no lo somos.

¿Por qué pensás que se les considera débiles?
Porque a los hombres se les considera fuertes y machos.

¿Cuándo alguien dice "niños" te sentís incluida?
No me siento incluida porque solo dicen niños, yo no soy un niño, entonces a mi no me pueden nombrar como si fuera un niño. Me gusta mi maestra porque cuando se refiere a niños y niñas nos llama "3B" para incluirnos a todxs (Es el grado y la sección en la que está).

¿Qué opinás de los colores?
Diferenciar los colores para niños y niñas es una tontería. Los colores no tienen género.

¿Qué opinás de los juguetes?, ¿te gusta jugar con carritos?
Nunca me han regalado carritos, solo ustedes. La gente cree que las niñas no pueden jugar con carros, creen que solo nos gusta jugar a muñecas y no, también nos gusta jugar a científicas y carritos.

¿Conocés el nombre de alguna mujer que te guste por su forma de ser?
Frida. Me gustan sus pinturas. Ella miró el lado bueno de todo. Sufrió bastante pero siempre tuvo sus cosas bonitas. Fue muy valiente y nunca se rindió a pesar de sus dolores y enfermedades.

¿Qué opinás de que yo sea ateo?
No pasa nada, cada uno y una tiene sus decisiones. Eso no te hace peor o mejor.

¿Qué opinás del amor entre personas del mismo sexo?
Es normal, cada persona puede querer a quien quiera, solo se debe tener en cuenta que sea una buena persona por si quiere tener una buena compañía.

¿Qué cambiaríás del mundo?
El machismo, tanta violencia, la contaminación y que se pensara más en los bienes naturales.

¿Por qué creés que las mujeres y los hombres debemos ser iguales?
Porque somos personas y nos deben de tratar igual, porque tenemos que respetarnos. Solo porque seamos de diferente género no significa que somos diferentes criaturas.

¿Qué significa ser libre para vos?
Que no me tengan en casa limpiando, poder conocer nuevos lugares sin ningún peligro, poder confiar en las personas y poder seguir mis sueños sin problemas. 

¿Sos feliz?
Sí, tengo una familia bonita, muchos amigos y amigas, muchas casas, un papi y una mami que me quieren mucho, y muchos lugares que explorar en mis países (España y Honduras) y en otros.

martes, 6 de junio de 2017

De papi a "mil usos"


Una de las ventajas de la paternidad y maternidad igualitaria es que el peso de la crianza de lxs hijxs no recae más en la madre o en el padre, a menos que por circunstancias particulares se decida una distribución distinta.

De cualquier manera, es claro que quienes tenemos hijxs jamás imaginamos que ser padre o madre implica convertirse en una persona "mil usos". En mi caso, cuando Sara era una bebé yo me convertí en su niñero, en su payaso, en su paseador, incluso en su cama pues a veces la única manera de dormirla era acostándola sobre mi cuerpo. 

También fui su mecedor, ya que en otras ocasiones se dormía en mis brazos mientras yo bailaba un Merengue, una Punta, una Bachata o una Salsa. Llegué hasta el punto de convertirme en un "detector" cuando ella hacia pis o caca, pues nunca me falló el método de meter un dedo en su pañal y comprobar in situ la situación, el cual aprendí de Dani, cuñado de Yolanda.

Con los años asumí otros roles: chofer para llevarla a casa de sus amigas o para traer a sus amigas a casa, y para llevarla a la escuela o a sus partidos de fútbol. Asumí el papel de su cocinero improvisado, su guía turístico, su arrullador de sueños, su "trae agua" por las noches aunque esté muerto del cansancio y su enfermero particular, reconociendo que hasta hace poco he aprendido a mantener un poco la calma ante las muy raras veces que se enferma.

También me he convertido en su lustrabotas y en su "descargador" oficial de música y películas, frente a las cuales soy su clasificador privado. Sara tiene una colección de miles de películas y antes de que las vea, yo las reviso para detectar si son acordes con su madurez y sobre todo, si hay en ellas micromachismos o si promueven roles tradicionales que refuerzan las relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres.

Aunque encuentre en algunas películas este tipo de cuestiones, dejo que las vea pero conmigo, ya que aprovecho para discutir sobre lo negativo de ciertos roles mostrados en muchas películas de Disney, por poner un ejemplo, en las que las princesas son incapaces de salvarse a sí mismas y los príncipes son sus eternos salvadores.

Con las películas le enseño a mi hija que, como dice Coral Herrera Gómez, "otro Disney es posible"* en el que "las princesas se vuelven guerreras, los príncipes azules se aman entre ellos, los buenos y los malos se funden en abrazos amorosos".

Es sorprendente lo positivo que puede ser analizar críticamente con ella una película "tradicional" como "La Cenicienta" o "Blanca Nieves", y contrastarla con otras como "Mulán" o "Brave". También reconozco que tanto Disney como Mattel con su Barbie han avanzado bastante en cambiar los roles tradicionales realizando películas como "Moana" o "Barbie y las tres mosqueteras".

Debo insistir que estoy agradecido con la vida porque durante estos 8 años de Sara he tenido unas circunstancias privilegiadas para vivir mi paternidad igualitaria con mayores facilidades, que van desde el tiempo que pasé en casa mientras escribía mi tesis doctoral hasta la comprensión y apoyo de su famila materna y paterna, de su madre y de mis compañerxs y jefxs en mis dos más recientes trabajos en una universidad pública (IUDPAS-UNAH) y en un centro de investigación jesuita (ERIC-RP). 

Sin duda alguna, los diferentes papeles que he realizado como padre "mil usos" me han permitido construir una relación muy cercana, única y sólida con mi hija, y estoy emocionado y con mucha curiosidad de vivir y saber cuáles serán los nuevos roles que jugaré a medida que ella vaya creciendo.

* Invito a ver las imágenes subversivas recogidas por Coral Herrera Gómez en "Otro Disney es posible". Fuente: http://haikita.blogspot.com/2012/08/otro-disney-es-posible.html

De paso, les invito a leer su revolucionario blog: http://haikita.blogspot.com/.