jueves, 31 de marzo de 2022

No soy el padre que pensaba que sería... la paternidad me hizo un mejor ser humano


Desde Papás Blogueros estamos reflexionando en este #MesPadre sobre los papás que somos y no pensábamos que seríamos, y me doy cuenta que mi paternidad ha sido la mejor lección sobre igualdad y ética del cuidado, y que me ha desafiado a educarme y a poner en práctica los valores que desde las paternidades igualitarias se promueven.

Sin embargo, quiero confesar que nunca pensé ser papá. Era algo que no estaba dentro de mis proyectos, pero al final, la vida en pareja implica valorar los deseos y proyectos individuales, volverlos colectivos y consensuar. Así llegó Sara, producto del diálogo y la planificación.

Cuando su llegada ya era una realidad jamás pensé que me entregaría tanto a mi papel de papá, particularmente porque las referencias que tenía eran las de mi padre que, pese a ser un buen hombre, estaba marcado por el machismo estructural que nos condiciona y, por tanto, su paternidad era tradicional en el sentido de ser más proveedor de cosas materiales que de cuidado.

Aunque yo tenía claro que no sería solo un padre proveedor de cosas materiales, jamás imaginé que poco a poco el tema de la ética del cuidado sería un eje central que, incluso, me ha hecho un mejor tío para mis sobrinas y sobrinos.

No obstante, no pensé que ello me llevaría a muchas renuncias vinculadas con mi carrera profesional y mi vida personal, como hombre. Generalmente, el hablar de nuestras maternidades/paternidades está marcado por las cosas positivas y bonitas, y no nos atrevemos a plantear abiertamente las sombras que traen consigo para no parecer malos padres o madres.


En este sentido, cuando nació Sara decidí priorizar mi paternidad por encima de todas las cosas, lo cual, de una u otra forma, ha sido un factor que me ha llevado a descuidar mis relaciones humanas y a optar por la vida sin pareja por un buen tiempo.

En cuanto a la vida en pareja, afortunadamente, ahora que Sara se está haciendo mayor y tiene sus propios espacios en donde yo ya no quepo, he conocido a Lidia, mi pareja actual, con quien estamos construyendo un proyecto compartido bajo los parámetros del "amor compañero".

Y a pesar de que ella comprende y me apoya totalmente en este ir y venir para poder estar al menos 6 meses al año en España cuidando a Sara, no puedo negar que esto implica en cierta medida una renuncia o una modificación temporal de la vida en pareja, y que me parte el corazón en dos, una mitad en Honduras y la otra en Galicia.

Sobre mi carrera profesional, mi paternidad me ha llevado a renunciar a proyectos valiosos, particularmente en México, en donde he desarrollado una buena parte de mi carrera académica. Esta renuncia se deriva de mi decisión de pasar la mayor parte del tiempo con Sara, lo cual he podido hacer a lo largo de su vida y ahora en esta nueva situación en la que ella vive permanente en Vigo.

Nunca pensé en el tipo de padre que sería y tampoco en el hombre a secas, pero en el camino fui comprendiendo que, a través de mi paternidad, me debía convertir en un mejor ser humano que Sara tuviera como referente en su vida.

En este proceso y, a pesar de mis errores pasados, hoy puedo sentirme a la altura de esa referencia para mi hija, particularmente en cuanto a ser un buen compañero y pareja, y a poner mis conocimientos a favor de las causas justas. Ella me sigue inspirando y motivando. Por ella quiero continuar caminando en esta construcción humana de ser un mejor padre, un mejor hombre, un mejor ser humano.