Para comenzar este camino de compartir mis experiencias de paternidad igualitaria debo dar un primer paso que es muy importante: Reconocer que soy un privilegiado.
Primero, porque solo por el hecho de ser un hombre heterosexual me coloca en una situación de ventaja inmerecida frente a las mujeres y a las personas LGTBI.
Segundo, porque trabajo en una institución sensible a las luchas igualitarias y mis responsabilidades puedo cumplirlas desde cualquier parte, en otras palabras, mi ordenador portátil es mi oficina, lo cual me permite compartir con mi hija un tiempo de calidad.
Tercero, porque tuve el enorme privilegio de tener unas circunstancias en las cuales durante el primer año de vida de mi hija, su madre era quien trabajaba fuera de casa, mientras yo escribía mi tesis doctoral; esto me permitió cuidar de nuestra pequeña y ocuparme de las labores domésticas. Tuve la fortuna de vivir esta etapa en nuestro otro país, España, en donde nadie cuestionó y criticó mi "masculinidad" o su "maternidad" por ese "atentado" a los roles tradicionales.
Cuarto, porque tuve la fortuna de encontrarme en los años noventa con una organización feminista, el Centro de Derechos de Mujeres (CDM), que me permitió conocer sobre nuevas masculinidades a través de un par de talleres que me hicieron cuestionar mis privilegios de hombre a costa de los derechos de las mujeres a mi alrededor.
Aunque he avanzado mucho en la deconstrucción de mi identidad de género marcado por el machismo y el patriarcado, también reconozco que me falta mucho para lograr ser un hombre igualitario, pero siento que pese a mis errores, estoy en el camino correcto.
Sé perfectamente que no es nada fácil, que no es algo que se cambia de la noche a la mañana ni que es líneal pues tiene sus retrocesos, y los míos son muchos, sin embargo, desde hace un tiempo decidí usar mis privilegios de género y de formación académica para alzar la voz contra el patriarcado.
Jamás he pretendido ni pretendo ahora sustituir la voz de las mujeres, pues son ellas las protagonistas principales, no obstante, quiero seguir aportando en esta lucha al lado o detrás de ellas. La vida me ha dado la enorme oportunidad de que mi aporte también se vea reflejado en la forma que como padre educo a mi hija de 8 años.
Sus 8 años para mí han sido la mejor escuela de formación humana, política y ciudadana, he aprendido más de lo que me han enseñado los libros, las maestrías o los doctorados y me siento muy orgulloso de ver que mi hija se está convirtiendo en una mujer independiente, valiente, crítica, rebelde, justa, solidaria y sobre todo libre. Sin duda alguna, también ha sido un privilegio compartir con su madre esta forma de educar a nuestra hija.
Hace muchos años tenía el deseo de tener un blog como este aunque siempre le fui dando largas al asunto. Pero hace un par de semanas estuve en Panamá por cuestiones de trabajo y compartí con dos queridas amigas que son madres y que están comprometidas en hacer de sus pequeñxs hijxs personas que luchen por la igualdad y la libertad.
En medio de nuestra plática compartiendo nuestras experiencias de maternidad y paternidad, Marcela Martino (Costa Rica) y Daysi Flores (Honduras) me animaron a montar este blog, así que muchas gracias queridas. Espero que las experiencias que comparta por aquí puedan dar pequeñas luces a aquellos hombres que deseen subirse al tren de la igualdad y luchar contra las relaciones desiguales de poder.
Soy honesto, este compromiso igualitario implica perder nuestros privilegios, es muy difícil, en muchas ocasiones es doloroso y hasta se puede caer en desánimo cuando nos damos cuenta que el patriarcado ha hecho un efectivo y poderoso trabajo para meterse hasta en nuestros poros, pero les garantizo que el proceso es hermoso, sobre todo cuando empezamos a darnos cuenta que nuestras hijas e hijos cuestionan las formas tradicionales de relacionarse y crean nuevas relaciones con justicia y equidad.
Gracias Joaquín. Por guiarnos ...en este nada fácil camino común
ResponderEliminarGracias a vos por tomar el tiempo en leer y comentar. Un abrazo.
EliminarGracias por atreverte a escribir, te aprecio y admiro un montón, escribí que muchas y muchos estaremos pendientes.
ResponderEliminarGracias querido Luis, un fuerte abrazo.
EliminarGracias por animarte a compartir y poner por escrito lo que tengo el honor de ver que haces junto a la madre de tu hija. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a vos Karliña querida, un abrazote.
EliminarSer padre...es sinonimo de responsabilidad y mas cuando se educa para la vivir la vida sin prejuicios...dificil tarea, pero cada dia se aprende mas...abrazos
ResponderEliminarGracias por echarle un ojo al blog Alex y por dejarte tus palabras por aquí, un abrazo.
EliminarGracias Joa!!!! hermoso, aprendiendo como tu ese "hermoso" camino de de-contruccion un abrazo inmenso!!!!
ResponderEliminarGracias por el comentario Randy, te mando un fuerte abrazo.
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